martes, 8 de febrero de 2011
URGENTE.
viernes, 4 de febrero de 2011
Desconcertada y muy preocupada, caminé hasta la puerta, y atiné a tocar el timbre, pero no lo hice, porque la puerta ya estaba abierta. Entré a la casa y todo era un caos, bolsos y camperas en los sillones, cosas tiradas, un completo desastre. Caminé sin pisar nada que estuviera tirado en el piso hasta la cocina, y allí se encontraba Taylor, comiendo, muy tranquila unas Oreos.
- Que sucedió? – Dije, confundida.
- Selena tuvo una recaída. – Dijo, muy tranquila. – Nick terminó con ella y no lo pudo manejar. Se desvaneció, y Nick llamó a la ambulancia. Se sentía ‘Culpable’ – Dijo, formando unas comillas con sus manos.
- Vino el doctor no? – Dije, extendiéndole el café, y tomando al mismo tiempo un sorbo del Mio.
- Si, igualmente, tiene presión baja, y por eso, el doctor sigue aquí, revisándola. – Dijo. – Creo que tendré que ir a la clínica con ellos, y no quiero. No tengo ganas. – dijo con cara molesta.
- Esta bien, quédate aquí, yo iré por ti. – Dije, tomando un sorbo más a mi café.- Dime, Tay, porque terminaron? – Dije, en voz baja-
- Supuestamente discutieron, aunque no pude escuchar nada, y no pude acudir a ayudar, o a separarlos siquiera. – Dijo, respondiendo a mi pregunta y tomando una galleta de la fuente que se encontraba en el medio de la mesa.
- Donde se encuentra Nick? Iré a ofrecerle mi ayuda, ya que tu no tienes ganas, y por lo visto, no quieren ni moverte. – Dije, empujando levemente a Taylor, haciéndola reír en voz baja.
- Ya basta Miley! – Dijo riéndose – Esta en su habitación, pide permiso antes de entrar! – Dijo, casi gritando, por la distancia que había entre nosotras.
- Claro! – Respondí yo, ya subiendo la escalera.
Subí las grandes escaleras y caminé por el gran pasillo hasta llegar a una habitación, que por lo visto era de Nick, ya que en la puerta decía en letras grandes y claras, ‘Nick’.
Toqué tres veces, esperando una respuesta, pero al ver que nadie respondía, entre, cuidadosamente.
La habitación estaba pintada de un color celeste claro, con unos hermosos detalles en blanco, de vez en cuando. En ella se encontraban un escritorio, un gran armario, medio abierto, lleno de camisas y remeras varias. La cama estaba en el centro de la habitación, tenía sabanas color champán y un acolchado color amarillo claro al pie de la cama, arriba de un baúl. Una ventana cubría casi toda la pared del fondo, mostrando una hermosa vista con árboles y una pequeña vista panorámica de la pileta, y el hermoso jardín de la gran mansión.
Nick lucía una camisa a cuadros blanca con celeste, con una musculosa debajo, y unos jeans desteñidos muy bonitos. Su cabello estaba alborotado, sus ojos expresaban millones de sentimientos, entre ellos inseguridad, confusión, por el momento que estaba viviendo y miedo, de que algo le sucediera a Selena.
Caminé hasta él y lo saludé con un beso en la mejilla. Su perfume era embriagador, siempre el mismo, pero nunca menos importante. Me volvía loca.
Cerca de la cama donde se encontraba Selena, estaba un joven de cabello rubio, ojos como el mismo océano, alto, guapo y muy buen mozo. El joven tenia una hermosa sonrisa, que poco a poco, cuando lo saludé, se fue formando.
Selena se encontraba recostada en la cama y sin aparentes fuerzas para levantarse. Se veía nauseabunda y muy pálida.
De repente, el joven doctor dio su veredicto final. El aparente estado de Selena:
- Bueno, deberá quedarse unos días en el hospital, solo para que los estudios resulten bien, y así poderle dar el alta. – Dijo, mirándonos a Nick y a Mí, haciéndonos responsables.
- Claro, no se preocupe, yo la acompañare mientras esté en el hospital. – Dijo, sin quitarle los ojos de encima al Doctor.
- Te acompañaré, por si necesitas mi ayuda en algún momento. – Dije, interrumpiendo su conversación.
- Miley no deb...- dijo, antes de ser interrumpido por mi, otra vez.
- Iré aunque digas que no. – Dije, decidida de lo que decía, esbozando mi mejor sonrisa.
- Gracias. – Dijo Nick, tomándome en sus brazos, dándome un fuerte abrazo, que apretaba mi cuerpo débil. Aunque mis costillas y mis brazos estaban apretados, lo correspondí. Nada era mejor que estar entre esos hermosos brazos musculosos que te hacían sentir protegida.
Me apartó de él de a poco y me dio las gracias una vez más, haciendo lo mismo con el doctor, através de un apretón de manos.
Luego del breve saludo, Nick ayudó a Selena a bajar las escaleras, hasta llegar al umbral de la puerta, y luego hasta la ambulancia que la transportaría hasta el hospital. La encasillaron y la dejaron con un camillero, que cuidaría de ella hasta que llegara al hospital, donde quedaría a cargo de los doctores.
Nick y yo caminamos hasta el Mercedes Negro que él había comprado recientemente, y nos sentamos adentro de él, pretendiendo seguir a la ambulancia blanca que se situaba delante de nosotros en la carretera, guiándonos hasta llegar al Hospital Central de Amderlook.
El viaje transcurrió tranquilo, charlamos sobre cosas sin sentido, sin importancia, y además, le pregunté porque y como había sucedido lo acontecido.
Él me contó que Selena lo había engañado con David, el amigo de Joe, y que no soportaba más su frialdad y la forma en que ella lo trataba. No soportaba más. No quería ni siquiera cruzar palabra con ella. También me contó que le dolió tener que cortar con ella, pero más que se desmayara. Se sentía culpable, pero sabía que todo era producto de lo que había sucedido, y no su culpa. De todos modos, se sentía bien, al liberarse por completo, y poder ser libre y hacer lo que le plazca otra vez, como en los viejos tiempos.
Lo escuché, con mucha atención, pero no pude evitar darme cuenta de que él no me sacaba la vista de encima, y que al final del viaje, muy cuidadosamente, Nick tomó mi mano y le dio un beso, sosteniéndola con la mano que tenía libre.
Me dejaba llevar, estaba impresionada con la situación, no podía articular palabras, pero en mi mente, lo único que podía formar era una sola pregunta: ¿Qué estaba sucediendo?
miércoles, 2 de febrero de 2011
Capitulo 4.
Muy cuidadosamente, Nick me llevó hasta la parte baja de la pileta. Estaba mareada, la cabeza me daba vueltas. Al caer, por como me habían empujado, yo, me había golpeado contra el piso se la pileta, produciéndome una jaqueca.
Pasaron los minutos, y Nick y Selena seguían peleando como dos niños pequeños por una simple estupidez. Escuchaba lo que sucedía, pero no podía estar presente. Mi estado de ánimo no me lo permitía. Mi cabeza ardía de dolor. Ya con abrir los ojos, todo empeoraba. Prefería no hablar. Callarme. Porque al fin y al cabo, un poco de culpa, yo también tenía.
Luego de 5 minutos, aproximadamente, escuché más de 2 voces a lo lejos. Joe y Taylor estaban a mi lado, preguntándome como me sentía, y que había sucedido. Luego de unos segundos, mis ojos se cerraron, y caí en un profundo sueño, sin interrupciones, tranquilo, como no solía dormir hace ya muchas noches atrás.
Cuando me levanté, mi cabeza me seguía doliendo y mi cuello tampoco cesaba del dolor.
No sabía donde me encontraba, en que habitación, en que casa, ni que había sucedido anoche, después de mi caída. La ventana de la pieza estaba abierta, y los rayos del sol entraban por ella y apuntaban a mi cara, dejándome sin poder ver nada, y además, despertándome de mis sueños.
Esa madrugada no había soñado nada, o mejor dicho, no recordaba que había pasado por mi mente esa noche.
Resignada, me levanté y fui al baño. Me aseé y peine mi cabello alborotado. Parecía una melena de león. El simple hecho de verme al espejo ya me daba nauseas. Mi aspecto no era el que más me hubiera gustado tener.
Bajé las escaleras hasta llegar a la cocina. Allí se encontraban mis abuelos y mi madre. Lo primero que hice fue saludarlos, y luego, ir a buscar algo refrescante que tomar en el refrigerador.
- Miley, que te sucedió anoche? – Preguntó mi abuela.
- Muy bien no recuerdo. Estaba en la fiesta de Nick y Joe, y estaba caminando por afuera de la pileta, y alguien me empujó. No recuerdo nada más, ni quien fue, ni nada – Dije, con voz dormilona.
- Nick te trajo aquí anoche. Dijo que te habías golpeado la cabeza, y que te dejáramos dormir, ya que estabas cansada. – Dijo mamá.
Asentí. Mucho no tenía que decir. Tomé mi refresco y subí las escaleras. Me duché con agua fría, dejando que esta recorriera mi cuello, para que así el dolor desapareciera por completo, pero para mi disgusto, no sucedió.
Termine de ducharme más o menos 20 minutos después. Peiné mi cabello y me dirigí a mi pieza. Elegí lo más común. Una remera blanca, unos shorts de jean, unas converse y una bincha con flores que sujetaría mi cabello.
Tomé mi bolso más común, mi celular, mis llaves y un poco de dinero. Bajé las escaleras, saludé a todos, y les dije que iría a ver a Taylor a contarle que había sucedido, para que no estuviera preocupada por mi.
Abrí la puerta y me encaminé sin rumbo alguno. Todavía tenía que llamarla. Donde se encontraba ella? Pues, ni yo lo sabía.
Busqué mi celular en mi bolso. Cuando lo encontré, a mi sorpresa, empezó a sonar. Era Taylor.
*Conversación Telefónica*
- Tay! Como estas, amiga? – Dije, esbozando una sonrisa, aunque ella no me pudiera ver.
- Tú como estas!? – Dijo un poco alterada. – Te llevó Nick ayer a tu casa, y nunca más supe nada de ti! Como es que no me llamas antes!
- Perdón. Estaba durmiendo. Caí rendida ayer. Me sentía muy mal, y mi cuello me dolía, como sigue haciendo ahora. Mi cabeza esta un poco mejor, pero igual, me sigue doliendo. – Dije, un poco confundida, y al mismo tiempo apenada, por no haberle avisado antes que me encontraba bien.
- Que bueno que estés mejor, Miles! Dime, donde estas? – Dijo.
- Estaba por comprarme un café en Starbucks. – Dije.
- Ven para la casa de Joe. Estoy aquí, sola, y me aburro. – Dijo, invitándome.
- Esta bien. Compró un café para ti también, y ahora voy para allá. – Dije. – Nos vemos.
- Nos vemos! – Dijo.
Me dirigí a el primer local de Starbucks que encontré, y compre dos Frapuccinos. Pagué, y me encaminé con los cafés en mano hasta la casa de Joe.
Al llegar, una ambulancia blanca se encontraba en la puerta de la gran casa. Que había sucedido?
Continuara...
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Chicas: No voy a poder escribir el proximo capitulo hasta el Sabado, Viernes. Mañana voy a estar ocupada todo el dia. Espero que les guste el capitulo.
Vicky. <3>
martes, 1 de febrero de 2011
Capitulo 3. {Segunda Parte.}
Capitulo 3. {Primera Parte}
Capitulo 2.
- Hola Kev. – Dijo Taylor.
Él chico era alto, de cabello marrón, con rulos. Sus ojos eran hermosos. Los que yo siempre hubiera deseado tener. Eran verdes claros, como una manzana. Los ojos más hermosos que había visto.
Solía examinar muy bien a la gente, destacando lo más bello de cada persona. Pero, obviamente, sin que esta se diera cuenta, ni menos, que supiera lo que yo pensaba sobre él. Interrumpieron mis pensamientos.
- Hola Tay. – Dijo el muchacho. – Quien es ella?
- Hola. Soy Miley. – Dije tímidamente extendiendo mi mano en forma de saludo.
- Miley? Lindo nombre! Vengan, pasen.
- Claro! – Dijo Taylor entusiasmada, dándole un beso en la mejilla a Kevin al pasar. – Vine a ver a Joe, está?
- Si, esta hablando con Danielle en la cocina. – Respondió Kevin.
Entramos a
En el living se encontraban un chico, de rizos oscuros y ojos cafés, y una chica de pelo negro corto y ojos marrones. Los dos estaban tomados de la mano. Si mi memoria no me falla, estaban viendo ‘The Notebook’. Habría sido muy inapropiado interrumpirlos con mi mirada curiosa. Se los veía conectados el uno con el otro, y al mismo tiempo con la película. Sacándome de mi nube de pensamientos, Taylor me habló:
- Miley, te presento a Nick y a Selena.
El chico ahora estaba parado, pero la muchacha, sin mostrar el menor interés, se quedó sentada, sonriendo fríamente.
Examiné lo más rápido que pude al muchacho. Su cabello era rizado, y casualmente alborotado. Sus ojos eran cafés, claros, pero al mismo tiempo oscuros. Cautivamentes, penetrantes y hermosos al mismo tiempo. Brillaban como mismas estrellas. Se lo veía feliz, pero confundido. Su cara no era facil de descifrar. No podía quitarle los ojos de encima. Era... Especial.
Taylor, dándose cuenta de mi obnubilación, me habló:
- Iré a ver a Joe. Ahora vuelvo.
- Esta bien. – Dije, mientras miraba la cara de Selena, que no era del todo buena.
Ella llevaba un vestido Azul Marino, y unas sandalias negras. Su cara expresaba inseguridad, y desconfianza. No leo mentes, ni menos, pero su cara me expresaba esos sentimientos.
Estaba sumida en mis pensamientos, sentada en un sillón pequeño, un poco separada de Nick y Selena, mirándolos, examinándolos con la mirada, pero cautelosamente. No quería quedar mal.
De repente, Nick habló:
- Iré a buscar algo. Ya vuelvo. – Dijo, dándole a Selena un beso en
Ella, parecía desinteresada en lo que estaba sucediendo. Solo le seguía la corriente al muchacho.
Gritando, como una desaforada, Taylor rompió el silencio que había en la sala.
- ¡Miley! Ven, te quiero presentar a alguien.
- Ya voy. – Dije. – Lo siento, debo ir. – Dije, dirigiéndome a Selena.
- No hay problema. – Dijo, esbozando su mejor sonrisa. Traté de hacer lo mismo.
Camine lo más calma que pude hasta llegar a la cocina, donde Taylor estaba abrazada de un chico. Supuse que era Joe.
Él era alto, guapo, de cabello marrón, ondulado y alborotado. Sus ojos eran hermosos, iguales a los de su hermano, Nick.
Sacándome otra vez de mis locos pensamientos, como hacía muy repentinamente en el día, Taylor me habló:
- Él es Joe. – Dijo. Se notaba que estaba enamorada. Lo miraba como si fuera la ultima botella de agua en el desierto. Me encantaba ver feliz a mis amigas.
- Hola! – Dije, efusivamente, pero sorprendida, al mismo tiempo, de cómo había reaccionado. Dudaba de no haber dado una mala primera impresión.
- Hola! Como te llamas? – Dijo, de la misma manera que yo.
- Miley. – Dije, esbozando una buena sonrisa.
- Nunca te vi por aquí nunca, Miley. De donde eres?
- Soy de L.A. Mis padres se criaron aquí, y mis abuelos siguien viviendo en la misma casa desde hace años, y siempre venimos de vacaciones, cada tanto. Hace 4 años que no veniamos, y aprobechamos. – Dije. Temía haber hablado de más. Mucho de más.
- Genial! – Dijo sonriendo, al igual que Taylor hacía.
No sabía que hacer ahora. Pero mis dudas se aclararon cuando Joe me preguntó:
- Hoy, nosotros, Nick y Yo, haremos una fiesta en la piscina. Me preguntaba si querrías venir. Kevin no va a poder estar porque tiene una cena, pero que más da. – Dijo, como si me conociera desde hace años atrás.
- Claro, estaría encantada. – Dije, aceptando la invitación, sonriendo.
- Entonces, Nick pasará por ti a las 20:00.
Continuara...